Un lugar en el mundo: tres refugios de artistas

Transformadas en museos o complejos turísticos, estos refugios de artistas hoy son sitios ineludibles para conocer a los más trascendentes protagonistas de la cultura mundial.

Por Laura Raquel Martínez

Todas las casas de artistas acumulan los testimonios de la vida y obra de sus residentes. Desde las más sencillas a las más excéntricas, todas tienen la huella de quienes les dieron vida e identidad.

Por tal razón, muchos turistas dedican un tiempo de sus viajes a ciudades como Madrid, Valparaíso, México o Punta del Este para escudriñar detalles de la vida y obra de sus autores favoritos.

Aquí destacamos tres de las más particulares que se encuentran en América Latina, donde los visitantes podrán explorar un microcosmos de la cultura que acompañó el proceso creativo de cada artista.  

Casapueblo

El mayor atractivo de Casapueblo es que fue construida sin planos. Durante 40 años, el artista uruguayo Carlos Páez Vilaró (Uruguay, 1923-2014) se dedicó a edificar este imponente refugio a la vera del mar.

Casapueblo

La hizo en lucha abierta contra la línea recta, con concepto de horno de pan”, explican desde la administración del complejo y señalan que “la pensó como una gran escultura habitable”.

El artista llegó a Punta Ballena en 1958 y quedó cautivado por el paisaje. Sintió que ese era el lugar para levantar su atelier y residencia definitiva. Allí modeló Casapueblo con sus propias manos, imitando al hornero, que construye su nido con barro.

A través de los años, Páez Vilaró sumaba habitaciones como si se trataran de vagones de una locomotora. Cada vez que un amigo lejano planificaba un viaje para visitarlo, el artista diseñaba un nuevo espacio.

El artista solía decir que la casa había nacido siendo vieja, ya que reunía un cúmulo de puertas, ventanas, rejas y objetos comprados en casa de demolición, que muchas ocasiones adquiría con el trueque de sus obras.

Recorrer Casapueblo es una experiencia singular. Sin embargo, los visitantes no deben dejar de conocer el Museo Taller que se ubica en el corazón de la finca. Allí se vive la atmósfera creativa del artista, entre cuadros, cerámicas, esculturas, fotos y videos.

Además, nadie puede irse sin presenciar la Ceremonia del Sol, momento en el que se oye en las terrazas la voz del artista recitando un poema, mientras cae la tarde.

Museo Casa Azul

La Casa Azul es el universo íntimo de Frida Kahlo (México, 1907-1954). Es un microcosmos de la cultura mexicana”, asegura Hilda Trujillo, directora del Museo Frida Kahlo. Está decorada tanto con el arte popular que la artista admiraba y representaba, como con el arte prehispánico que ella y Diego Rivera atesoraron.

Casa Azul

Una de las cualidades más características de la casa son sus intensos colores. Según Trujillo, al entrar a esta casa se percibe el ambiente en el que Frida Kahlo se inspiró para la creación de su obra de arte, así como a atmósfera en la que desarrolló su vida.

“Frida fue quien hizo de esta residencia un hogar y una obra de arte en sí misma, con la colaboración de Diego Rivera”, asegura la directora del Museo.

Lo cierto es que cuando la artista falleció, Rivera le pidió al poeta y museógrafo Carlos Pellicer que organizara los objetos de la Casa Azul para adecuarla como casa museo. En ese sentido, Trujillo resalta que Pellicer supo preservar la calidad artística y hogareña de la residencia.

La directora del Museo destaca que “la Revolución provocó que un grupo importante de artistas e intelectuales, entre ellos Frida y Diego, indagaran en lo esencialmente mexicano” y señala que “esa búsqueda y encuentro se ve claramente reflejada en la decoración y colorido de la Casa Azul”.

Trujillo señala que las visitas “llegaban por Diego y se quedaban por Frida”, debido al encanto, inteligencia y hospitalidad de la artista. La casa de la pareja fue punto de reunión de artistas e intelectuales nacionales e internacionales como André Bretón, Sergei Eisenstein y León Trotsky, entre muchos otros.

En la residencia hay una infinidad de detalles y utensilios originales, entre los que se destaca el caballete diseñado para personas con movilidad limitada que Rockefeller junior mandó a construir especialmente para regalárselo a Frida.

La recámara de noche arrulla las cenizas de Frida Kahlo, que están conservadas en una urna de diseño prehispánico con forma de sapo-rana. Este detalle está directamente emparentado con Diego, a quien ella llamaba «sapo-rana».

Casa Museo Isla Negra

“De las tres casas museo de Pablo Neruda (Chile, 1904-1973), la de Isla Negra es la más grande”, cuenta Carolina Rivas C., directora de la Casa Museo de Isla Negra.

Isla Negra

A fines de 1938, el escritor chileno buscaba un lugar para trabajar en la escritura del Canto General –cuenta Rivas– y, recorriendo el litoral central, se encontró con el sector rocoso y agreste donde hoy está emplazada esta casona que mira al Pacífico.

Lo cierto es que la casa no está en una isla sino en el continente y el nombre forma parte del imaginario de Neruda. Fueron la presencia del mar, la vista privilegiada y la tranquilidad las principales características que enamoraron al poeta.

Las casas de artistas no solo acumulan objetos valiosos para los autores que protegieron sus tesoros entre esas paredes, sino que también fueron testigos de una serie de vivencias históricas y anecdóticas. Una de las más conocidas de Isla Negra es la que cuenta que la afición de Neruda por mirar el mar con un catalejo lo llevó a descubrir una pequeña puerta de bodega de alguna nave, que transformó en un escritorio hoy instalado en la última habitación de la casa llamada La Covacha.

Entre los objetos que más impresionan a los visitantes –explica Rivas– se encuentra una gran caracola (ostra de las Filipinas) que cierra el recorrido, un caballo (tamaño natural) y también los mascarones de proa, las colecciones de máscaras y la de botellas. Para Rivas, la casa de Isla Negra tiene una gran carga romántica. “Es notable observar que la fuerza poética de la obra nerudiana atraviesa generaciones tras generaciones”, dice y revela que “es habitual ver parejas recorriendo la casa de la mano o leyendo luego un poema en el sector donde está la sepultura”.

Direcciones
Casapueblo: Calle Mar de Liguria, Punta Ballena, Maldonado (Uruguay) | www.casapueblo.com.uy
Museo Casa Azul: Londres 247, Del Carmen, Ciudad de México (México) | www.museofridakahlo.org.mx
Casa Museo Isla Negra: Poeta Neruda s/n, Isla Negra, El Quisco (Chile) | www.fundacioneruda.org

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