Desde los rascacielos a los mercados flotantes, esta cuidad está llena de colores, texturas y sabores; comer los curris más picantes en los puestos ambulantes, admirar la arquitectura de tejas coloridas y tomar un trago con vistas panorámicas son algunos de sus puntos obligados.
Pocas ciudades generan tantos estímulos juntos: desde los colores y los originales templos a las especias y comidas autóctonas con sus exquisitos aromas que se imponen en cada uno de los mercados callejeros, la capital de Tailandia es toda una caja de sorpresas. Se trata de una urbe que en un principio puede desbordar al turista pero que al poco tiempo lo conquista. Tomarse una cerveza en Khaosan Road rodeado de puestos ambulantes que ofrecen desde masajes hasta escorpiones fritos, recorrer el río Chao Phraya en grandes embarcaciones y observar los edificios desde el agua, visitar el Sky Bar y vestirse de gala para tomar un trago y ver las mejores vistas de la ciudad son algunas de las experiencias que regala Bangkok. También es conocida por sus templos y palacios que adornan las calles con su particular arquitectura budista donde se lucen sus techos decorados con tejas de colores, que están colocadas como si fuesen escamas de dragón en tonos verdes y rojos. Bangkok ha sido escenario de varias películas: Qué pasó ayer 2 o 007: El mañana nunca muere se rodaron en esta ciudad que tiene la particularidad de estar erguida sobre un terreno pantanoso. Los tuktuk, esas motos con acoplado que funcionan como taxis, son otra de las postales que identifican el pulso de esta capital que es conocida tanto por el caos y los bocinazos como por sus modernos metros y edificios.
1. La comida
La gastronomía tailandesa cruzó hace tiempo las fronteras y se convirtió en una de las preferidas de los chefs a lo largo y ancho del mundo. Bangkok es la gran escuela: sus calles están llenas de puestos, mercados callejeros y restaurantes al paso donde se preparan los platos más ricos. Una de las pocas expresiones en inglés que se repite en estos lugares tiene que ver con el picante, pues los mozos y los vendedores saben que el picor que ellos resisten no es universal. No spicy se escucha cual mantra. Uno de los puestos más conocidos de la ciudad es el de Supinya Junsuta, el Jay Fai —primer puesto de comida de Tailandia en recibir una estrella Michelin—. Los platos típicos son: ensalada con papaya, arroz con vegetales, pollo o carne, la som tam (gambas secas con aceitunas, berenjenas, huevo duro y mariscos), el pad thai, la sopa Tom Yum y los diferentes curris: verde, rojo, amarillo y marrón. Este último es el menos “picante”.
Jay Fai abre de 9:00 a 20:00 horas, de miércoles a sábado | instagram.com/jayfaibangkok
2. Los templos
Tan solo al arribar al aeropuerto internacional de Bangkok ya empiezan a aparecer diferentes estatuas doradas de buda. Existen tres templos imperdibles en la ciudad: el del Buda esmeralda, el del Buda acostado y el del amanecer. El primero se encuentra dentro de un extenso complejo de edificios que supieron ser el hogar del rey de Tailandia en el siglo XX y lleva el nombre de Wat Phra Kaew. Adentro luce el principal icono religioso del país, un buda de color verde sentado en un lujoso trono de cinco niveles; las paredes están decoradas con paneles que representan escenas de epopeyas mitológicas. En tanto, el segundo está ubicado dentro del templo Wat Pho y sorprende por su tamaño: un gigantesco buda de 46 metros de largo y 15 de alto se apodera del recinto e hipnotiza a los visitantes que intentan sin éxito abarcar en una foto la majestuosa estatua que está recubierta de pan de oro. Alrededor, unos cuantos jarrones invitan al visitante a hacer la ceremonia de la limosna. Por último, Wat Arun, conocido como el templo del amanecer, cuenta con la torre central más alta de Bangkok, 82 metros. Se distingue por su arquitectura de estilo Khmer y por sus escaleras pronunciadas para acceder a las terrazas. Para visitar los templos es necesario llevar ropa larga, no está permitido entrar con camiseta ni pantalones cortos.
Wat Phra Kaew abre de 8:30 a 15:30 horas y cuesta 11 euros | royalgrandpalace.th | Wat Pho abre de 8:00 a 18:30 horas y cuesta 5,5 euros | watpho.com | Wat Arun abre de 8:30 a 17:30 horas y cuesta 1,2 euros | tourismthailand.org
3. La magia de Chao Phraya
Una de las particularidades de Bangkok es que su río la conecta mejor que sus calles. Miles de personas toman barcos para moverse dentro de la ciudad y evitan los múltiples atascos de tránsito que caracterizan a la capital de Tailandia. También conocido como “el río de los reyes”, supo ser el epicentro del reino Siam cuando todo flotaba: el transporte, los vendedores, el comercio; hoy recorre la urbe de norte a sur. Hay diferentes tipos de barcos que se distinguen por sus banderas en los que viajan tanto residentes y monjes con sus coloridos atuendos naranjas como turistas. Por la noche, las lucecitas se prenden y los barcos se convierten en restaurantes.
Hay cinco líneas de barcos públicos de Chao Phraya Express que operan desde las 6:00 hasta las 19:30 horas todos los días y cuestan 0,10 euros. Muchos eligen hacer un recorrido guiado en el Chao Phraya Turístico, que recorre el río en cuatro horas y cuesta 4 euros.
4. Los mercados flotantes
En las afueras de la ciudad aún funcionan los mercados flotantes. Botes de madera con vendedores de frutas, verduras, pescados, ropa, suvenires, entre tantas otras cosas, se suceden flotando sobre el agua en un espectáculo pintoresco. La esencia del comercio ambulante sobre el agua es retratada una y otra vez. El más visitado se encuentra a 100 kilómetros de la ciudad y rodea el templo Damnoen Saduak. Hay tours que salen bien temprano que incluyen el traslado, el paseo y la vuelta. El mejor momento para ver el colorido espectáculo es bien temprano a la mañana. Otro de los mercados que pueden visitarse es Khalong Lat Mayom, que está solo a 20 kilómetros de Bangkok y es menos turístico. Damnoen Saduak: los tours salen a las siete de la mañana todos los días y cuestan desde 15 euros.
https://www.tourismthailand.org/Attraction/damnoen-saduak-floating-market
5. Khaosan Road
Apodada “la calle que no duerme”, Khaosan Road es sinónimo de noche, de fiesta, de cervezas de 5 litros en jarras gigantes. Los turistas caminan por esta calle de punta a punta durante las madrugadas. Algunos se quedan observando las lámparas de colores que venden en algunos puestos o se dejan seducir por los masajistas que por pocos euros dan un curso del masaje thai… Otros hasta se animan a poner los pies adentro de un cubo con agua donde unos peces mínimos limpian las impurezas. En el centro de la vereda, vendedores ambulantes ofrecen la más amplia variedad de insectos fritos: desde escorpiones a hormigas. También se venden recuerdos y se aprende una de las máximas del sudeste asiático: el regateo.
6. Los rascacielos
Para los que buscan más intimidad y menos tumulto, Bangkok también tiene otra cara: la más moderna, la de los rascacielos. Edificios lujosos y altos que conviven con casa bajas y calles angostas y que albergan algunos de los rooftops más trendy de la ciudad. Entre ellos destaca el Sky Bar, cuya cúpula dorada ha sido parte de varios filmes (está en el piso 62 del Lebua, en la State Tower), el Vértigo (en el piso 61 del hotel Banyan Tree) y el Rooftop Bar (en el piso 83 de la Baiyoke Tower). Los tres ofrecen vistas panorámicas del río, los templos iluminados y la urbe. Una de las mejores opciones es ir temprano, a eso de las 18:00 horas, para ver el atardecer desde arriba. Eso sí, para visitarlos el look sport no funciona, exigen dresscode elegante. Los tragos cuestan desde 10 euros en adelante.
Sky Bar abre desde las 18:00 horas hasta medianoche | instagram.com/skybarbangkok | Vértigo abre desde las 17:00 horas hasta medianoche | banyantree.com | Rooftop Bar abre desde las 17:00 horas hasta medianoche.
